El viernes 08-08-08, día de la inauguración de los JJOO de Pekín, me desplazé desde Cornellá hasta el pequeño pueblo burgalés de Tordueles, invitado por mi amigo Emilio a pasar unos días de vacaciones. Al día siguiente, fuimos a ver el final de etapa y de la 30º Vuelta a Burgos al sur de la Sierra de Urbión. Concretamente acababan en las Lagunas de Neila, lugar donde volveríamos para intentar coronar sobre nuestras bicicletas.
Subida a las Lagunas de Neila. Vuelta a Burgos 2004
El domingo salida suave por los pueblos de alrededor (70 km) para estirar las piernas y que no estén dormidas para el día posterior. Llegó el lunes y para no pegarnos una paliza de km antes de la subida a las Lagunas, fuimos en coche hasta el pueblo de Salas de los Infantes, donde montamos en nuestras bicis e hicimos unos 25 km hasta Quintanar de la Sierra, donde empezaba a empinarse la carretera. Pongo el plato pequeño de 39 dientes y a subir jugando con los piñones. Las primeras rampas son suaves y vamos juntos a buen ritmo. Después de unos kilómetros, un pequeño respiro con una bajada hacia Neila y antes de llegar al pueblo, un giro a la izquierda donde empieza la recién carretera asfaltada que sube a las Lagunas Altas.
Emilio coge la delantera e impone su ritmo, el cual no puedo seguir, así que me pongo el mío y voy subiendo metros con todo metido (plato pequeño, piñón grande). En el asfalto están pintados los km que faltan hasta coronar el puerto, ya que la Vuelta a Burgos pasó hace dos días. Noto un vacío en el estómago; ya es tarde, tengo hambre. Hago equilibrios sobre la bici, para sacar una barrita que llevo detrás en el maillot, y aprovecho un pequeño descanso de la carretera para comer un poco. Las marcas de los km del asfalto van decreciendo y el sufrimiento aumentando; mas aún cuando no veo la marca que indicaba que faltaban 3 km a meta, se me hizo eterno hasta que vi el 2 km. Llego al Portón, la barrera que da acceso a las Lagunas Altas, y ya sé que sólo falta 1,5 km, pero también sé que viene lo más duro. Voy siempre sentado, pero en una curva que deja el refugio a la izquierda, me tengo que poner de pie, aquello parecía una montaña rusa. Ya veo la recta final, la que da acceso a un par de curvas sencillas y estoy arriba. ¡¡¡CONSEGUIDO!!!
Veo a Emilio refrescándose y celebramos el haber podido coronar este puerto; nuestro primer puerto de 1ª Categoría Especial. Aprovechamos para hacer unas fotos, y algunos visitantes se sorprenden al vernos en bici allí. ¿Pero que habéis subido en bici hasta aquí? preguntaban asombrados unos vascos, que nos hicieron una foto entrando en la meta.
Este sólo ha sido el primer puerto duro, seguro que habrá más y siempre en buena compañía. Dejo un enlace a las pocas fotos que hicimos, ya que no era cuestión de subir haciendo fotos, más que nada, porque no podía, jejeje
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