Allá por el mes de abril, cuando aún las nieves parecían no querer desaparecer del valle y las montañas de la zona sur de L'Ariège (zona central de los Pirineos franceses), el amigo Emilio me propuso apuntarnos a una marcha ciclista en Francia, llamada Ariégeoise Cyclosportive; tuve mis dudas, ya que el viaje era un poco largo y el idioma sería otro impedimento. Pero como los obstáculos están para saltárselos, no lo pensamos mucho y nos lanzamos.




A todo esto, ni que decir cabe, que todo lo que escuchábamos era francés, y un servidor no entiende nada. Suerte que Emilio se defiende bastante bien, porque sino, ni comemos ni dormimos, jejejeje. Una vez solucionado el problema del ruido, nos vamos a la salida donde unas dos mil personas esperan ansiosas el momento de marchar. Y al lado nuestro se nos coloca un biker de Montblanc (Tarragona), echamos la charla y nos comenta que ya ha hecho esta marcha ciclista unas cuantas veces, que era muy bonita, pero muy dura.




Y estaban en lo cierto, un puerto de primera categoría, de 10 km de longitud, con una pendiente media del 8% y una máxima del 10% (que por cierto subirán el 11 de julio en el Tour de Francia).
Unas rampas interminables, en las que no se veía el final de la carretera y con una pendiente que desanima a cualquiera. Empiezo junto a Emilio, pero se vuelve a escapar unos metros hasta que dejo de verlo. Sigo a mi ritmo y empiezo a divisar un panorama dantesco; la gente iba subiendo como a cámara lenta, a golpe de riñones y muchos eran los que ponían pie a tierra e iban andando por el asfalto. Intento que las pulsaciones no suban de 180, pero es inevitable, cuando me pongo de pie sobre la bici el corazón late más rápido y llego hasta los 195.
No quiero mirar mucho hacía arriba para no desanimarme porque a la velocidad que iba la cosa iba para largo y no llevaría ni la mitad recorrido. En esto que veo a Emilio andando por el margen derecho de la carretera. Le pregunto que le pasa y me dice que le han entrado rampas en las piernas. Le pregunto si quiere que me pare para ayudarle a estirar, pero me dice que no, que tirara hacia arriba y ya nos veríamos; así hago. Al contrario que en el anterior puerto de Lers, el Col d'Agnes no tiene ningún descanso, sólo en alguna curva podían las piernas coger algo más de aire. Empiezo a ver las señales de 3 km que indican que se acaba el puerto y el desnivel se vuelve más suave.

Enseguida empieza el tercer y último puerto, bueno realmente es el primer puerto (Lers) pero en sentido contrario y un poco menos de la mitad de largo, pero antes de empezar a subir Emilio se para porque no puede más; está sin fuerzas y necesita comer algo. Tenemos suerte porque justo al lado del lago de Lers, hay un bar donde le compro una Coca-Cola, y parece que le sienta bien. Empezamos a subir poco a poco, son 4 km, y estamos justos de gasolina. Una vez arriba, Emilio se lanza hacia abajo, y yo me paro para abrigarme, aunque ya no hacía tanto frío. Pensaba que en la bajada de 11 km le cogería, pero no pude alcanzarle; el refrigerio le sentó de maravilla.
Ya sólo nos faltaba 1 km hasta la meta en Auzat, el pueblo al lado de Vicdessos. Entramos juntos bajo el cartel y nos registran el tiempo con el chip que tenía el dorsal. Estamos cansados, pero contentos por haber acabado. Me muero de hambre, así que dejamos las bicis en un párking preparado por la organización. Hacemos la cola para recoger la bandeja de viandas y nos sentamos a la sombra cerca del río. Nos saludan unos murcianos comentando la dureza de la marcha, y hablamos con un madrileño que había hecho la Irati Extrem, y que se sentó con nosotros mientras comíamos. Cuando acabamos, recogimos las bicis del párking y para la casa que teníamos en a las afueras de Vicdessos a pegarnos una buena ducha.

Salida: 8.30h
Llegada: 14.50h
Distancia: 108 km
Desnivel +: 2375 m
V. media: 19,3 km/h
V. max: 62,7 km/h
Después salimos a estirar un poco las piernas, ver el ambiente de la carrera por los que faltaban por llegar, y también para buscar un lugar donde cenar. Al no haber nada interesante, decidimos coger el coche y volver a Tarascon al restaurante donde cenamos la noche anterior.
Una vez cenados, fuimos para casa, ya que estábamos muy cansados y la noche anterior no dormimos suficientemente bien. Además al día siguiente queríamos hacer una pequeña salida con la flaca hasta Foix y ver su "Château", pero eso, ya es otra historia...

Llegada: 14.50h
Distancia: 108 km
Desnivel +: 2375 m
V. media: 19,3 km/h
V. max: 62,7 km/h
Después salimos a estirar un poco las piernas, ver el ambiente de la carrera por los que faltaban por llegar, y también para buscar un lugar donde cenar. Al no haber nada interesante, decidimos coger el coche y volver a Tarascon al restaurante donde cenamos la noche anterior.


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